DESCUBRIENDO A STRAVINSKY (Tercera y última parte), por José Belón de Cisneros.

 

Este es el tercer y último post que voy a escribir con el objetivo de introducirte en la obra de Igor Stravinsky, el Picasso de la música clásica del siglo XX.

Después de las ocho composiciones que os comenté y recomendé que escuchaseis, voy a hacer lo mismo con cuatro de sus obras maestras, dos del periodo ruso y dos del neoclásico.

La etapa rusa de Stravinsky, que comienza con El pájaro de fuego (1910) y termina con las Sinfonías de instrumentos de viento (1920), es la más conocida y aplaudida de todas. Gran parte de sus obras neoclásicas (con las excepciones que ya os diré) palidecen ante cosas como La consagración de la primavera o Las bodas:

  1. La consagración de la primavera. Es un ballet con una historia muy simple: unas tribus eligen a una mujer virgen que ha de danzar hasta la muerte para ofrecerla en sacrifico a la primavera. En una primera audición, esta obra maestra te puede resultar muy dura porque Stravinsky utiliza pocas melodías, las cuales no se desarrollan al modo clásico, y, a veces, las tonalidades y los ritmos se mezclan, obteniendo unos efectos sonoros muy estimulantes. Dale una segunda y una tercera oportunidad. ¡Vale la pena!
  2. Las bodas. Stravinsky le dio muchas vueltas a la orquestación de esta obra escenográfica y acabó escribiéndola para un conjunto que incluía cuatro pianos y una amplia variedad de instrumentos de percusión. El ritmo está muy presente y la obra no da descanso ni a los intérpretes ni a los oyentes. Era la composición favorita de su autor y consiguió que el empresario Sergei Diaghilev (personaje que tuvo un papel fundamental en la carrera artística de Igor) se echara a llorar cuando la escuchó.
  3. Edipo Rey. Al estar en contra de los principios estéticos de Richard Wagner, Stravinsky compuso solo tres óperas, terreno en el que Wagner era el rey. Una de ellas, la neoclásica Oedipus Rex, desgrana el argumento de la obra de Sófocles, pero reescrito por Jean Cocteau. Si conoces bien un puñado de sus obras, disfrutarás de esta ópera de Stravinsky, porque emplea un lenguaje armónico que parece cogido de aquí y de allí de entre sus composiciones.
  4. Sinfonía de los Salmos. Está considerada como uno de las obras maestras absolutas de su autor y uno de los pilares en que se asienta el enorme prestigio de Stravinsky. Con textos en latín (como el Edipo Rey), el coro y la orquesta de esta peculiar Sinfonía de los Salmos ejecutan los tres movimientos: Exaudi orationen meam, Spectans spectavi Domine y Laudate Dominum. El tercer movimiento es el más largo y profundo y el segundo desarrolla una fuga al estilo de Juan Sebastian Bach.

Espero que esta especie de introducción a la obra musical de Igor Stravinsky, dividida en tres entregas, haya sido de tu agrado. Por favor, si ha sido así, dale al “like”. ¡Muchísimas gracias y hasta pronto!

Foto: José Belón de Cisneros

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